Un paseo por la moda infantil

La moda ha evolucionado a lo largo del tiempo. Siempre se ha prestado especial atención a la moda adulta, siendo la protagonista en todo evento social desde tiempos remotos. Sin embargo, si nos detenemos un momento y reparamos en la moda infantil actual, podemos comprobar como su evolución es un reflejo de los cambios tan grades que ha dado la sociedad a lo largo de los últimos años. Quizá su evolución ha sido más notable a partir de los años cincuenta del pasado siglo, cuando empieza a entenderse que a los pequeños también les gusta ir a la última.

Si partimos de ese momento histórico, los años cincuenta, nos dejan una salida a escena de la moda infantil en la que se caracteriza la formalidad y el apego a las tradiciones posteriores a la reciente Segunda Guerra Mundial. Por aquellos tiempos, la ropa se diseñaba y confeccionada para ser duradera y funcional, lo que reflejaba la mentalidad practica y austera de la época.

Las niñas vestían vestidos con faldas amplias, estampados florales y detalles tipo lazo y encaje. Por supuesto, los tonos pastel reinaban en el guardarropa infantil. Mientras que los niños, lucían pantalones cortos con tirantes, camisas de cuello y chaquetas, adornados con sombreros y corbatas en los eventos formales.

En la actualidad, podemos encontrar firmas y marcas especializadas en ropa infantil como puede ser Newness que diseñan su ropa infantil con opciones que van de lo más clásico hasta lo más vanguardista. No es difícil encontrarse prendas que evoquen a los años cincuenta, sesenta, o cualquiera de las décadas precedentes dentro del mundo de la moda infantil. Por ello, seguiremos la estela del pasado hasta llegar al presente. Momento en el que la moda infantil, se equipara a la moda adulta, siendo cómoda, versátil e informal en gran medida.

Moda infantil de otro siglo

Hablar de otro siglo es remontarse unas décadas atrás. Los sesenta quedan ya muy lejos en pleno siglo veintiuno. Durante aquella década, la moda infantil alertaba de cambios sociales significativos, por lo que empezó a priorizar en la ropa la comodidad y la libertad de movimientos. Dos aspectos clave como los estilos más relajados, con materiales suaves y diseños menos estructurados; y la influencia cultural del momento donde la música y la televisión, empezaron a convertirse en influyentes de mano de los personajes más populares que dictaminaban los estilos.

Este estilo cómodo, dio paso a una erupción de color. Los setenta se definían por los colores vibrantes y ciertos patrones en la moda infantil. Los más pequeños empezaban a tener voz en la elección de su ropa, lo que les permitía expresar su personalidad y preferencias. Estampados llamativos con flores y rayas o diseños geométricos, junto a la ropa unisex que empezaba a gustar por su versatilidad, apta para niños y niñas, confeccionadas con materiales naturales donde predominaba el algodón y tejidos ecológicos.

Llegaron los ochenta y la influencia de la cultura pop, hizo acto de aparición. La moda infantil evolucionaba en esa década y lo hacía marcada y definida por el exceso y la influencia de la cultura pop. La ropa infantil era un fiel reflejo de la energía y dinamismo del que hacían gala esos años. Sin olvidar que los medios de comunicación ejercían una gran influencia. Los colores de neón, brillantes, procedentes de paletas de colores audaces, vivos y llamativos. Personajes populares que prestaban su imagen a las camisetas y accesorios como las muñequeras, gafas de sol o sombreros, eran la quinta esencia de la moda infantil ochentera.

El boom de los ochenta dejo paso a algo más calmado: los noventa impregnados del minimalismo y el estilo casual. La moda infantil adopto ese punto más funcional y cómodo en el que menos es más. Se optaba por la practicidad con estilos simples de colores neutros y diseños sencillos. Se dejaba influir por la tendencia grunge que implicaba lucir vaqueros desgastados, camisetas muy holgadas y botas, donde las marcas y logotipos empezaban a gozar de mayor popularidad y hacerse visibles.

Sin duda, el pasado siglo, dio paso a una evolución de la moda infantil que cada vez, cobraba mayor protagonismo. Los más pequeños empezaban a tener gusto por las prendas que se ponían y buscaban lo más acorde a sus gustos. Lejos del “todos vestimos igual” acostumbrado hasta pasado el medio siglo, con el tiempo, cada niño o niña, iba poniendo su impronta e imponiendo su estilo propio a la hora de vestir. La moda infantil se tornaba como una parte más de la moda que no podía quedarse atrás. Tanto a los padres como a los chavales les gustaba ir a la moda, los primeros porque sus niños no fueran menos, los segundos, por expresarse de algún modo.

El siglo XXI y el auge de la moda infantil

La llegada del siglo veintiuno no trajo consigo al temido efecto dos mil como todos esperábamos. Por el contrario, el nuevo milenio, arrancaba con la moda infantil incorporando avances tecnológicos y tendencias globales. Los niños y niñas empezaban a tener más opciones que nuca para expresar su individualidad y sus preferencias sin que eso fuera algo negativo. El uso de materiales más innovadores, como telas transpirables y resistentes, unido a la globalización de las tendencias debido al acceso a los estilos de cualquier parte del mundo, merced a internet, constituía el punto fuerte de la moda infantil. A lo que hay que añadir la personalización que se hacía presente con la ropa personalizada y adaptada a los gustos y preferencias individuales.

A lo largo de la última década, la que corresponde a la del dos mil diez, ha venido marcada por una creciente y notable conciencia social y ambiental que no ha dejado indiferente a los chavales. La moda infantil, se convirtió durante la pasada década en un medio utilizado para promover valores como el respeto, la igualdad o la responsabilidad ambiental. La moda sostenible abalada por materiales ecológicos y prácticas estéticas; la diversidad y la inclusión con ropa presente en diferentes culturas y tamaños o estilos neutrales en lo que a género respecta. En resumen, una mayor disponibilidad de ropa que carece de los habituales estereotipos de género a los que siempre estuvimos acostumbrados como sociedad.

En la misma línea se presenta la presente década. La digitalización y la conciencia social son claros exponentes de la cultura y sociedad actual que se deja ver en la ropa. Las tendencias de esta década están perfectamente definidas, en gran medida debido a las circunstancias con las que empezó: la pandemia. Debido al confinamiento surgió la necesidad de crear líneas de ropa cómoda para el hogar pero que fuera funcional y versátil para usar fuera de casa. La influencia de las redes sociales como Instagram o Tik Tok, dictan las tendencias de la moda infantil, del mismo modo que las de la moda adulta. Las compras online, han derivado en un aumento significativo de las compras, al mismo tiempo que los consumidores, hacen gala de una mayor conciencia social, priorizando la transparencia y la ética en la producción de los artículos que compran.

Tras este conciso repaso por la evolución de la moda infantil desde la postguerra hasta el presente, es un fiel reflejo de como la sociedad ha cambiado a nivel valores, tecnología y cultura. Si nos remontamos a los cincuenta del pasado siglo y volvemos al presente, podemos darnos cuenta de cómo el cambio se hace notar. Si es posible notarlo década a década, e incluso de año en año, es más fácil si miramos más atrás.

Como decimos, desde la formalidad de los cincuenta hasta la sostenibilidad del momento, la ropa infantil ha pasado de ser una necesidad funcional y práctica, a convertirse en un medio de expresión, tanto a nivel personal como colectivo.

Durante estas décadas, los diseñadores de moda infantil, han ido haciendo posible lo que de niños querían vestir para ponerlo a disposición de los pequeños de ahora. Un sueño hecho realidad, alejado de los convencionalismos de épocas pasadas.

Ahora, si ponemos la vista en el futuro, lo más probable es que nos encontremos de bruces con una moda infantil todavía más innovadora, responsable y personalizada. Una moda centrada en empoderar a los niños para que se expresen libremente y se sientan capaces de expresarse y participar de forma actica en la construcción de una sociedad mejor para todos. Porque aunque no lo tengamos presente, la ropa fortalece y aporta seguridad en quien la viste. Sea adulto o menor, el vestuario define lo que somos como personas y es una clara y firme exposición de nuestra personalidad. Sobre todo cuando elegimos prendas más exclusivas y no las que lleva todo el mundo.

En el caso particular de los niños y niñas, la exclusividad debe definirse bien puesto que en según qué aspectos, puede marcarse una diferencia difícil de soportar. No hay que olvidarse nunca de la crueldad que muestran los más pequeños cuando se encuentran con alguien diferente, por lo que no debemos permitir que la moda, vuelva a ser un motivo de diferencia, discriminación y marginación, como fue en otros tiempos, aunque eso, no se suela mencionar.

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