Las personas que hacen dieta pueden disfrutar de ensaladas con marisco, ya que es un producto muy poco calórico y una opción con poco hidrato.
El nutricionista y entrenador personal Alex Yáñez explica cómo debemos incluir el marisco en nuestras dietas.
«Es preferible priorizar el marisco y el pescado, tanto blanco como azul -a ser posible al vapor o hervido, ya que son las formas que mantienen mejor calidad y sabor de este gran grupo de alimentos-, ante las carnes procesadas. Hay que aportar al menos una vez al día una fuente de pescado o marisco, a poder ser. Además, cenar marisco nos aporta taurina, un aminoácido que ayuda a nuestros neurotransmisores cerebrales; lo que hará que nos podamos relajar más y descansar por la noche», informa el experto.
El marisco aporta ácido fólico, vitaminas del grupo B, vitamina E, vitamina A, hierro, etc. Estos son algunos de los minerales que encontramos en el marisco:
-El calcio lo podemos adquirir de mariscos como las ostras o el pulpo.
-El potasio lo puedes encontrar en la vieira y la cigala.
-El sodio nos aporta energía y lo podemos hallar en los percebes, gamba roja, langostino o centollo.
-El yodo previene el hipotiroidismo y lo contienen los mariscos como las gambas o langostinos.
-El hierro favorece el transporte de oxigeno y fortalece el sistema inmunológico. Este mineral se encuentra en las almejas, los mejillones y los berberechos.
-El magnesio, que nos ayuda con nuestro sistema circulatorio. Lo podemos encontrar en el bogavante o la langosta.
Este verano puedes disfrutar de platos saludables como una paella con bogavante. Este crustáceo marino decápodo es el más apreciado en la gastronomía y el más grande.
También conocido como lubrigante, bugre o abacanto. Vive en fondos rocosos y en temperaturas que están de 15 a 22 grados.
«El bogavante es el más ligero de entre los crustáceos (aporta solo 91 kcal por 100 g), algo que va especialmente bien en Navidad, cuando es fácil ganar algún kilito de más. Pero es muy rico en sodio. Por eso, si tienes hipertensión, mejor no lo tomes. Tampoco debes abusar de él si tienes el colesterol alto, porque contiene 150 mg por cada 100g», informa Saber Vivir.
Se capturan preferentemente en las costas atlánticas de Gran Bretaña, Noruega y en las costas gallegas.
Aporta un intenso gusto a mar, porque basa su alimentación en cefalópodos. Los expertos explican que las hembras ofrecen más jugosidad.
Posee diez patas, dos largas antenas y otras cuatro mucho más cortas en la cabeza. El cuerpo es alargado y suele medir entre 23 y 50 cm, aunque pueden llegar a tener una talla de más de 60 cm.
La cola tiene forma de abanico y su abdomen posee siete anillas. El bogavante es de color oscuro, ya que el tono rojizo lo adquiere una vez que se ha cocido.
La mejor época para consumir este crustáceo es de octubre a mayo, y de mayo a diciembre para el de importación. Lo habitual es que se capturen y se mantengan vivos en cetáreas hasta su venta.
La porción comestible suele ser de unos 38 gramos por cada 100 gramos de producto fresco.
Desde Marisco Gallego, expertos en pescados y mariscos, nos cuentan los beneficios del bogavante:
-Aporta zinc, selenio, fósforo y yodo.
-Este crustáceo destaca por la vitamina B12, la cual contribuye al metabolismo energético normal.
-Es rico en proteínas de gran valor biológico.
-Aporta un 2% de grasas y predominan las insaturadas (ácidos grasos poliinsaturados omega-3, fundamentalmente).
Sin embargo, las personas que tienen el ácido úrico alto no pueden consumir este crustáceo por su elevado contenido en purinas.
Hay quien tiende a confundirlo con la langosta, pero hay diferencias evidentes. El bogavante es más pequeño, dispone de dos pinzas de distinto tamaño y es más jugoso.
Si quieres preparar una receta fácil, saludable y deliciosa. Te aconsejamos un arroz caldoso con bogavante y verduras. Es un plato que puedes preparar en unos 40 minutos, pero lo mejor es que utilices los productos de calidad.
A tus invitados les encantará probar el arroz con este crustáceo. Para que sea más saludable puedes añadir tomates, cebollas, zanahorias y calabacín.
Con el bogavante puedes preparar recetas deliciosas y saludables, incluso puedes pasarlo a la plancha y dejar que brille por sí sólo.
Para abrirlo necesitas un cuchillo bien afilado, lo mejor es clavar el cuchillo en una pequeña hendidura que hay a la altura de la cabeza y, desde ahí, irás abriendo hacia la cola.
En caso de que el bogavante sea congelado, te aconsejamos empezar a abrirlo por abajo, ya que es más sencillo.