Las fotos de boda son ese recuerdo que merece la pena conservar, porque es el día más bonito de la mayoría de las parejas del mundo. Para mí, desde luego, lo fue, y siempre que lo veo en las fotos vuelvo a sentir la emoción de aquel día. Por eso, elegir dónde hacerse las fotos es importantísimo.
Jaén, por ejemplo, me encanta, porque tiene rincones estupendos para ello.
El Castillo de Santa Catalina
Este sitio es que funciona tanto para fotos muy elegantes como para las más naturales. He visto parejas con trajes formales y también otras con un estilo más relajado, y todas quedan genial. Además, el entorno tiene varios rincones distintos: las murallas, el mirador, los caminos de piedra… cada paso parece un fondo nuevo.
Eso sí, hay que tener cuidado con las horas. Subir a pleno sol en verano puede ser una locura (lo digo por experiencia ajena), pero si vas a última hora de la tarde, la luz dorada hace milagros. No hace falta posar mucho, porque el lugar en sí lo hace casi todo. Si tienes un fotógrafo con buen ojo, puede aprovechar hasta las sombras entre las piedras.
Y un consejo: lleva calzado cómodo, aunque solo sea para moverte de un punto a otro. Nadie quiere recordar su sesión de fotos por el dolor de pies.
La Catedral de Jaén
La Catedral de la Asunción es espectacular, de verdad. Si te gustan las fotos más clásicas y con ese aire elegante, este sitio es perfecto. La fachada, las escaleras y hasta la plaza que la rodea tienen una luz muy bonita a casi cualquier hora del día.
Si vas temprano por la mañana, suele estar bastante tranquila, y eso ayuda a moverse sin estar pendiente de que alguien se cruce por detrás justo cuando sonríes.
Me encanta cómo contrasta el blanco del vestido con las piedras claras del edificio. Da igual si es un reportaje más serio o uno divertido, el sitio se adapta. Lo único que te recomiendo es hablar con el fotógrafo para aprovechar los ángulos más amplios, porque si no, la catedral parece tan enorme que la pareja se pierde en la foto.
Y si después quieres algo más natural, la calle Maestra, que está justo al lado, tiene rincones preciosos con farolas antiguas y paredes de piedra que hacen de transición perfecta entre lo monumental y lo íntimo.
El Parque de la Alameda
No todo en las fotos de boda tiene que ser monumental. A veces, un parque con árboles, bancos y caminos tranquilos puede dar resultados mucho más cercanos y bonitos. La Alameda, por ejemplo, es un clásico para los que quieren un álbum de bodas inolvidable.
Lo que más me gusta de este sitio es que cambia mucho según la época del año. En primavera está lleno de flores y color, y en otoño las hojas caídas crean un ambiente muy cálido. Además, tiene un pequeño estanque y zonas con bancos antiguos que dan un aire romántico sin necesidad de hacer mucho más.
He visto parejas que incluso llevan a sus amigos o familiares para hacer fotos grupales aquí, y el resultado es genial. No hace falta estar posando todo el rato, basta con caminar, reírse o charlar. Al final, las fotos que mejor quedan son las que no parecen preparadas.
Y si alguien teme que haya mucha gente, basta con ir entre semana o a primera hora. Así se evita el típico fondo con niños corriendo o gente paseando con helados (aunque, admitámoslo, también tiene su encanto).
El Refugio Antiaéreo y el barrio de San Ildefonso
Hay parejas que prefieren algo más urbano, con un toque diferente. En ese caso, Jaén también tiene rincones muy chulos. El Refugio Antiaéreo y sus alrededores son un buen ejemplo.
Las calles del barrio de San Ildefonso tienen paredes con textura, puertas antiguas y colores suaves que quedan genial en fotos. Si te gustan las imágenes más naturales, paseando o riendo sin poses, este sitio es ideal. Además, tiene ese aire de barrio de siempre que transmite cercanía.
Lo mejor es que está muy cerca de todo, así que se puede combinar fácilmente con otros lugares más conocidos. Hay fotógrafos que aprovechan los contrastes: hacen unas fotos en la Catedral y luego bajan aquí para tener otro estilo, más relajado y callejero.
Una amiga me dijo una vez que las fotos en San Ildefonso le parecían “demasiado normales”, pero cuando vio las suyas, cambió de opinión. El truco está en no intentar parecer modelos, sino simplemente disfrutar el momento. Si sonríes de verdad, el sitio se encarga del resto.
Hacerse fotos de boda con la familia o con las mascotas
A veces, las fotos más bonitas no son las de los novios solos, sino las que incluyen a las personas (o animales) que forman parte de su historia. Cada vez más parejas deciden llevar a sus mascotas o hacer fotos con los padres y hermanos en lugares emblemáticos de Jaén.
Pedro Volana, fotógrafo especializado en bodas, tiene muy claro que, cuando hay familia o mascotas, la emoción se nota en el ambiente. No hace falta buscarla, solo dejar que ocurra. Y tiene toda la razón: a veces, la foto más bonita es la que nadie planeó.
Si tienes un perro o un gato muy importante para ti, el Parque de la Concordia o la Alameda son sitios perfectos para incluirlos. Son lugares amplios, con zonas verdes y luz suave, lo que ayuda a que las fotos queden naturales. En el caso de la familia, muchos eligen la zona de los Baños Árabes o el paseo de la Estación, donde hay espacio de sobra para grupos y un fondo bonito sin distraer demasiado.
La clave está en no tomárselo demasiado en serio. Si alguien sale riendo, mirando a otro lado o incluso con cara de sorpresa, probablemente esa foto será la que más te guste después. Las bodas no son pasarelas, son recuerdos.
Los Baños Árabes y el Palacio de Villardompardo
Si te apetece algo con más historia, los Baños Árabes son una joya escondida en pleno centro. Su arquitectura, los arcos y la luz tenue crean un ambiente muy especial. Es cierto que hay que pedir permiso para hacer fotos dentro, pero merece la pena.
El Palacio de Villardompardo, que está justo encima, también ofrece rincones preciosos. Los patios interiores con columnas, las escaleras y las paredes blancas hacen que cualquier sesión se vea elegante sin parecer demasiado seria.
Además, tiene la ventaja de que, si el tiempo no acompaña, puedes hacer fotos interiores sin perder calidad. Algunos fotógrafos incluso juegan con los reflejos del suelo o las sombras de los arcos. Y si se combinan las tomas de dentro con algunas en el exterior del palacio, el resultado es muy completo.
No es un sitio para sesiones largas, porque puede haber visitantes, pero con una buena planificación se consiguen fotos únicas. Y si después te apetece seguir, estás a un paso de la Plaza de Santa Luisa, que tiene una luz preciosa al atardecer.
Paseo de la Estación y su entorno
Si prefieres un aire más moderno, el Paseo de la Estación y las calles cercanas tienen su encanto. Entre los edificios antiguos y los árboles alineados, se pueden hacer fotos muy naturales caminando o riendo. Además, el atardecer allí tiene una luz suave que favorece a todo el mundo.
Hay fotógrafos que juegan con el tráfico, los reflejos en los escaparates o los bancos del paseo para crear un ambiente más cotidiano. Puede parecer simple, pero justo eso lo hace especial. No todo el mundo quiere fotos de cuento; a veces, las más sinceras son las que parecen parte de la vida diaria.
También es un lugar cómodo si después tienes la celebración cerca, porque está bien comunicado y no hace falta moverse en coche para seguir haciendo fotos. Y si te apetece un toque verde, puedes cruzar hasta la zona del parque Andrés de Vandelvira, que está a pocos minutos andando.
Elegir bien para recordar mejor
Después de todo esto, una cosa está clara: no hay un sitio “perfecto” para hacerse fotos de boda en Jaén. Lo perfecto es lo que encaje contigo, con tu pareja y con lo que queréis recordar. Puedes tener la catedral más imponente detrás, pero si no te sientes cómodo, se nota. En cambio, en un parque sencillo o en una calle del barrio donde creciste, las fotos pueden tener más alma.
Lo importante es no buscar la foto ideal que sale en internet, sino la que te hace sonreír cuando la ves. Las bodas duran un día, pero las fotos se quedan para siempre. Así que, si algo he aprendido viendo tantas parejas posar entre las calles y miradores de Jaén, es que los recuerdos más bonitos no se fuerzan: simplemente pasan.
Y cuando mires esas fotos dentro de unos años, no vas a fijarte en si había una sombra o si el viento te movió el pelo, sino en cómo te sentías. Porque, al final, eso es lo que hace que una imagen tenga vida.

